¿Puede el CBD medicinal ayudar al tratamiento del mal de Parkinson?

¿Puede el CBD medicinal ayudar al tratamiento del mal de Parkinson?

Pese al entusiasmo y expectativa generados recientemente, la utilidad del cannabis para tratar diversos padecimientos y enfermedades, incluidas las afecciones neurológicas, aún está en vías de investigación. 


El sistema endocannabinoide está ubicado en el cerebro y está compuesto por receptores cannabinoides vinculados a neuronas que regulan el pensamiento y algunas funciones corporales. Es por esto que algunas corrientes de investigación señalan que el cannabis podría ser un potente neuroprotector de las neuronas frente al daño causado por el mal de Parkinson, lo cual unas cuantas personas han confirmado mediante informes anecdóticos acerca de cómo, supuestamente, el cannabis reduce sus temblores y mejora su calidad de vida; evidencia insuficiente para confirmar o desmentir el potencial sanador de esta sustancia.


Los cannabinoides también se estudian para su uso en el tratamiento de otros síntomas, como la bradicinesia (lentitud causada por el Parkinson) y la discinesia (exceso de movimiento). De igual forma, a pesar de algunos hallazgos preclínicos prometedores, no se han encontrado beneficios significativos o concluyentes del efecto del cannabis en las personas con EP.


Por otra parte, el sector médico es cauteloso con las personas que viven con Parkinson y que consumen cannabis, debido a sus efectos sobre el pensamiento. Dado que este mal puede afectar la función ejecutiva; es decir, la capacidad de hacer planes, y limitar las conductas de riesgo, hasta ahora lo recomendable es tener cuidado con el uso de cualquier medicamento alternativo que pudiera agravar este efecto. 


El cannabis contiene más de 100 químicos neuroactivos que funcionan con dos tipos de receptores cannabinoides, el tipo 1 (CB1) ubicado en el cerebro y el tipo 2 (CB2) ubicado en el cerebro y el sistema inmunológico periférico. Los cannabinoides tienen efectos indirectos poderosos sobre estos receptores, pero aún no se precisa científicamente cómo. Las personas con Parkinson tienen menos receptores CB1 que las personas que no lo tienen. Un impulso al receptor CB1 a través de un agonista, como el cannabis, puede mejorar los temblores y aliviar la discinesia. 


También se está estudiando el otro receptor, CB2, para determinar si puede modificar la enfermedad o brindar beneficios neuroprotectores. Sin embargo, no existe una hipótesis unificada para ninguno de los receptores porque hay demasiados datos contradictorios sobre la efectividad de los cannabinoides sobre ellos. 


Además, el cannabis puede contener dos tipos diferentes de moléculas que interactúan con los receptores cannabinoides: agonistas y antagonistas. Un agonista es un fármaco que se adhiere al mismo receptor que una sustancia química natural y causa el mismo efecto. Un antagonista, por el contrario, se adhiere al receptor, pero bloquea la acción de la sustancia química natural. La marihuana medicinal puede contener tanto agonistas como antagonistas de cannabinoides. 

Las cantidades variables de agonistas y antagonistas de cannabinoides en diferentes plantas de marihuana dificultan la realización de estudios certeros, pues cuando se analizan los efectos de un medicamento, las dosis se controlan y se establecen en una cantidad específica de miligramos. Al probar la marihuana medicinal, la dosis administrada puede variar drásticamente según la planta y el método de administración.


El THC es un componente principal de la marihuana, al igual que el cannabidiol. El THC tiene una larga latencia de inicio y no se puede medir fácilmente para una dosis terapéutica o medicinal. Aunque la literatura sobre la marihuana medicinal es muy variada, sus conclusiones no han apoyado claramente el uso de marihuana para el mal de Parkinson, pues hasta ahora sus estudios no utilizaron el estándar de oro: un diseño de ensayo doble ciego controlado con placebo. 


Si bien, algunos resultados han sido positivos, es probable que los efectos de la marihuana medicinal no se comprendan por completo, por lo que el análisis debe continuar y elevar sus estándares, incluyendo una mayor participación de sujetos de estudio.